El 27 de junio de 1983 la banda terrorista ETA asesinaba en Pamplona a JESÚS BLANCO CERECEDA, jefe del Servicio de Comunicaciones del aeropuerto de Noáin. Varios etarras le esperaban a la puerta de su domicilio desde minutos antes de la 8:00 horas, hora en la que, habitualmente, Jesús salía para dirigirse a su trabajo.
Jesús coincidió en el portal de su casa con una vecina, enfermera de profesión, y ambos salieron juntos a la calle. La víctima estaba ayudando a su vecina a trasladar unos paquetes al automóvil cuando fue abordada por un individuo que llevaba un rato esperando en la acera de enfrente. Otros dos terroristas esperaban sentados junto a una zapatería cercana. Uno de ellos se acercó a Jesús y le disparó tres tiros a bocajarro, uno de ellos en la nuca. Sangrando abundantemente, Jesús pudo andar varios metros hasta caer junto al portal de su domicilio en el barrio de San Juan de la capital navarra.
Mientras los terroristas se daban a la fuga en un vehículo Simca 1200 de color rojo, que les esperaba con el motor en marcha, Jesús fue atendido por la enfermera y por su marido, que era médico. Falleció mientras era trasladado en una ambulancia de la Cruz Roja al servicio de urgencias del Hospital de Navarra. El parte médico facilitado en este centro sanitario señalaba que el fallecido presentaba dos orificios de entrada en hemitórax izquierdo con salida por la región axilar derecha y por región escapular derecha.
El vehículo utilizado por los autores del atentado había sido robado a punta de pistola unas horas antes en el barrio de San Jorge de Pamplona. Su propietario fue introducido maniatado en el maletero. Los terroristas huyeron en dirección a la avenida de Sancho el Fuerte y, de ahí, al barrio de La Milagrosa, donde abandonaron el automóvil, que fue localizado posteriormente por la Policía con su propietario en el maletero.
Jesús Blanco se encontraba solo en casa, ya que su familia estaba pasando unos días de vacaciones en Covarrubias. Los funerales por su alma se celebraron al día siguiente en Pamplona, con asistencia del ministro de Transportes, Enrique Barón, y altos cargos de su departamento.
Los terroristas, miembros del grupo Mendaur de ETA, ya habían intentado acabar con la vida de Jesús el 8 de abril de ese mismo año. Ese día los etarras procedieron de igual manera y esperaron a que su objetivo saliese de su domicilio para tirotearle. Los planes se frustraron porque Jesús no salió del domicilio.
En 1986 la Audiencia Nacional condenó a Enrique Labay Machín a 29 años de prisión por el asesinato de Jesús Blanco. Diez años después, en 1996, fueron condenados a 30 años de reclusión mayor los etarras Fermín Urdiain Ciriza y Joaquín Sancho Biurrun por el mismo asesinato.
Jesús Blanco Cereceda, de 58 años, era natural de Berceo (La Rioja), casado y padre de tres hijos, de 34, 30 y 25 años de edad. Era funcionario adscrito a la Dirección General de Aviación Civil y destinado en Pamplona desde octubre de 1967, unos años antes de construirse el aeropuerto. Estaba asimilado al grado de capitán para casos de movilización, de ahí que algunas personas lo conociesen como capitán Blanco.
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