A las ocho y media de la mañana del viernes 21 de julio de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros al general de Brigada del Ejército, JUAN MANUEL SÁNCHEZ-RAMOS IZQUIERDO, y a su ayudante, el teniente coronel JUAN ANTONIO PÉREZ RODRÍGUEZ, enfrente del domicilio del general en la calle de Bristol del Parque de las Avenidas de Madrid. El atentado se produjo el mismo día que, con doscientos cincuenta y ocho votos a favor, dos en contra y catorce abstenciones, el Congreso de los Diputados aprobaba el proyecto del texto de la Constitución Española.
Juan Manuel Sánchez-Ramos Izquierdo, general de Brigada de 64 años, era de San Fernando (Cádiz). Estaba casado con Carmen Pertegaiz y tenía tres hijos y varios nietos. En el momento de su asesinato era jefe de Armamento de Artillería de la Dirección General de Apoyo al Material de la JSAL (Jefatura Superior de Apoyo Logístico). Se encontraba en la situación B y le faltaban dos años para pasar a la reserva. En círculos militares "era conocido como un hombre de talante liberal, muy religioso y con un gran prestigio profesional como técnico de armamento" (El País, 22/07/1978). A los dieciséis años ingresó en el Ejército como soldado de Infantería de Marina. En 1934 inició sus estudios en la Academia de Artillería, de la que salió en 1937. Ascendió a capitán de Artillería en 1939 y a comandante en 1944. Ostentó el empleo de teniente coronel desde 1958 a 1968, año en el que asciende a coronel. Desde el 17 de diciembre de 1972 era general.
El general acababa de subir al automóvil oficial aparcado frente a su domicilio para dirigirse a su despacho en el Cuartel General del Ejército. En el asiento posterior del vehículo ya se encontraba su ayudante, el teniente coronel Pérez Rodríguez, al que, como todos los días, había recogido con anterioridad en su domicilio de la calle de Colombia el chófer del vehículo oficial, el soldado Pedro de las Heras. Cuando el conductor había cerrado la puerta trasera del vehículo aparecieron dos terroristas, un hombre y una mujer, que abrieron fuego a través de las dos ventanillas traseras sobre el general y su ayudante. El hombre disparó contra el teniente coronel y la mujer contra el general. Ambos murieron en el acto, después de haber recibido entre diez y quince impactos de bala. Poco después fueron recogidos once casquillos de bala en el lugar del atentado.
"Ya se habían metido los dos en el coche -contaba el conductor instantes después del atentado-, e iba yo a sacar la funda del banderín, cuando los vi: una chica vestida de verde y un chico con bigote. Eran jóvenes, de unos veintitantos años. La chica vino por la parte derecha y disparó sobre el general. El chico, desde la parte izquierda, donde estaba sentado el ayudante. Yo retrocedí y entonces el chico volvió la cabeza y me miró, pero luego continuó hacia un taxi marca Renault 12, aparcado enfrente. Yo venía a buscar al general todos los días, más o menos a la misma hora. Primero recogía al ayudante en la calle de Colombia, donde vive, y luego veníamos aquí a recoger al general".
El atentado se produjo con una gran rapidez y los pistoleros de la banda huyeron en dirección a la M-30 en el taxi aparcado enfrente, donde les esperaba una tercera persona. El taxi había sido robado a su propietario media hora antes. "Al preguntarles la dirección a la que les debía llevar -declaró posteriormente el propietario- el joven de mi derecha me indicó, sacando una pistola, que lo que querían era el coche, y que saliese del mismo y no pasaría nada (...) Una vez que bajé del taxi y se fueron con él los tres jóvenes, llamé por teléfono a mi antiguo jefe, del que fui chófer, el general de Infantería Antonio Alemán Ramírez, el cual llamó a su vez al 091 para comunicar lo ocurrido, indicándome que efectuase la denuncia, lo que hice en la comisaría de San Blas".
Aunque la rapidez del atentado cogió por sorpresa a los escasos testigos que lo presenciaron, un sargento de la Policía Armada de paisano que pasaba en ese momento por la calle de Bristol en su automóvil, pudo ver los instantes finales del atentado y siguió al taxi en el que los terroristas habían emprendido la huida por la M-30. La persecución continuó hasta cerca de la estación de Chamartín, donde abrió fuego contra el taxi, alcanzándolo en una de las ruedas traseras. Los terroristas se vieron obligados a robar otro vehículo a punta de pistola para continuar la huida. El sargento de Policía consiguió, además, herir a uno de los terroristas, Isidro Etxabe Urrestilla, alias Zumai, que pese a ello consiguió escapar y llegar a Francia donde le curaron las heridas.
En el taxi, que fue llevado a la sede de la Dirección General de Seguridad, fueron halladas dos granadas de mano, una pistola y munición. En un segundo vehículo robado en la M-30 los etarras continuaron la huida por la carretera de Burgos, abandonándolo en la puerta de una fábrica.
Una hora más tarde de cometerse el atentado, hacia las nueve y media de la mañana, el juez de guardia ordenó el levantamiento de los cadáveres. Poco después llegaron dos ambulancias que trasladaron los cuerpos de los militares asesinados al Hospital Militar Gómez Ulla. El cuerpo del general presentaba varios impactos de bala, mientras que su ayudante sólo parecía tener un disparo en la sien.
Isidro Etxabe Urrestrilla, Zumai, un histórico de la banda detenido en 1981 en Madrid junto al fallecido Joseba Arregui, fue condenado por la Audiencia Nacional en 1982 a 70 años de cárcel por el doble asesinato. No obstante, obtuvo la libertad en 1994, después de criticar la continuidad del terrorismo. En diciembre de 1990 dirigió una carta a la dirección de la banda terrorista en la que criticaba duramente la estrategia política seguida por ETA en los últimos tiempos, a la que llegaba a calificar de "locura". Isidro Etxabe había acumulado penas de 201 años por varios asesinatos. Tras condenar el asesinato del niño Fabio Moreno en Erandio y el atentado contra Irene Villa y su madre, María Jesús González, fue excarcelado. Había pasado 14 años en prisión.
La mujer que acompañaba a Etxabe nunca fue detenida ni juzgada.
José Antonio Pérez Rodríguez, teniente coronel del Ejército de 59 años, era natural de El Ferrol. Estaba casado y tenía tres hijos. Su mujer era invidente y una de sus hijas estaba enferma. Técnico en armamento, había realizado poco antes de su asesinato un curso de control de fuego de artillería antiaérea y proyectiles dirigidos en EEUU. Inició su carrera militar como voluntario en Infantería de Marina en el año 1937. Ascendió a teniente de Artillería en 1947, a capitán en 1959 y obtuvo el empleo de comandante en 1961. Desde cuatro años antes de ser asesinado era teniente coronel. Estaba en posesión de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Fue también condecorado con la medalla de Campaña, la Cruz Roja del Mérito Militar y una Cruz de Guerra.