A las nueve y veinte de la noche del 30 de junio de 1982, la banda terrorista ETA asesinaba al jefe de la Policía Municipal de Baracaldo (Vizcaya), JOSÉ AYBAR YÁÑEZ. Tres individuos dispararon contra él cuando, en compañía de varios amigos, se encontraba en el reservado de un bar, muy próximo al Ayuntamiento, jugando a las cartas. Aybar Yáñez solía acudir a ese local dos o tres veces a la semana, rutina que conocían sus asesinos, pues lo estuvieron vigilando durante varios días.
Cinco miembros del grupo Vizcaya de ETA se reunieron en la estación de tren de Baracaldo y, desde ahí, se dirigieron en un vehículo a las puertas del bar. Cuatro de ellos entraron en el local y el quinto permaneció en el vehículo a la espera. Una vez dentro, localizaron inmediatamente a José Aybar, que se encontraba de espaldas, y comenzaron a disparar una y otra vez "en medio de un clima de terror y desconcierto", tal y como se recoge en una de las sentencias de la Audiencia Nacional sobre este atentado. Los disparos que realizó Miguel Arrieta Llopis, uno de los etarras, alcanzaron a dos de los miembros del grupo, uno de los cuales, Francisco Javier Zabaleta Urretavizcaya, murió a causa de los mismos. José Aybar recibió el impacto de ocho proyectiles que le dejaron gravemente herido. Falleció antes de poder recibir atención médica.
Nada más conocerse la noticia del asesinato de Aybar Yáñez, el secretario general del Partido Socialista de Euskadi de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, expresó la condena de su partido, precisando que dicha condena se extendía también a quienes "desde Herri Batasuna azuzan a los terroristas y miran esos atentados con complacencia".
En 1997 la Audiencia Nacional condenó a Ángel Luis Hermosa Urra a la pena de 30 años de reclusión mayor por el asesinato de Aybar Yáñez, y a Juan Ignacio Aldana Celaya a 20 años de reclusión menor como cómplice. En 2001 fue condenado Miguel Arrieta Llopis a 30 años de reclusión mayor, y a la misma pena fue condenado en 2004 Sebastián Echaniz Alcorta.
José Aybar Yáñez, de 58 años, era natural de la localidad vizcaína de San Julián de Múzquiz. Estaba casado y tenía tres hijos. Llevaba treinta años en la Policía Municipal de Baracaldo y ocupaba el mando de la misma desde 1968.
José Aybar había sido citado en dos reportajes publicados por el semanario Interviú en diciembre de 1979, con el título "Confesión de un infiltrado. Como actúan los ultras vascos". Dos de los citados en aquella publicación fueron asesinados semanas después por la banda terrorista ETA: Jesús García García, el 5 de enero de enero de 1980, y Alfredo Ramos Vázquez, el 23 de enero de ese mismo año. Por ambos asesinatos fueron juzgados en noviembre de 1981 el periodista Francisco Xavier Vinader Sánchez por un delito de imprudencia temeraria (condenado a 7 años de reclusión mayor) y el expolicía Francisco Ros Frutos, como cooperador necesario (4 años de reclusión menor). Por haber sido citado en esos reportajes, José Aybar había recibido varias amenazas de ETA, por lo que tuvo que abandonar temporalmente el País Vasco. Había regresado a su domicilio poco tiempo antes de ser asesinado.