El 30 de julio de 2009 la banda terrorista ETA asesinaba en Palma de Mallorca, mediante una bomba-lapa en los bajos de un todoterreno del Instituto Armado, a los guardias civiles CARLOS SÁENZ DE TEJADA GARCÍA y DIEGO SALVÀ LEZÁUN. El vehículo estaba aparcado frente a un edificio que sirve de sede a la Policía Local, Correos y la Oficina de Denuncias de la Guardia Civil situado en la zona turística de Palmanova. Poco antes de las 14:00 horas, los dos agentes se subieron al coche oficial y, en el momento en el que lo pusieron en marcha, el explosivo se activó por el movimiento. Los dos jóvenes murieron en el acto, destrozados por la potente explosión, convirtiéndose en las dos primeras víctimas mortales en la isla. El atentado se produjo dos días antes de la llegada de los Reyes.
Carlos Sáenz de Tejada García nació en Burgos en 1980, por lo que tenía 28 años cuando fue asesinado. Hijo de José Antonio Sáenz de Tejada y Esther María García, Carlos estaba soltero y dio muestras, desde joven, de su vocación por servir en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Tras finalizar sus estudios secundarios, intentó acceder al Cuerpo Nacional de Policía, pero no consiguió superar las pruebas de acceso. Como solución alternativa, con veinte años se incorporó al Ejército. Su primer destino fue la Academia de Ingenieros en Hoyo de Manzanares (Madrid), siendo adscrito posteriormente a la Unidad de Transmisiones I en el acuartelamiento de Castrillo del Val (Burgos). Le gustaba su trabajo en el Ejército, pero por limitaciones legales no pudo permanecer más tiempo en ese puesto. Por ello decidió preparar las oposiciones para incorporarse a la Guardia Civil, cosa que hizo en febrero de 2008. En julio fue destinado a Mallorca, como agente en prácticas, en el cuartel de Calviá. Unos días antes de ser asesinado se le había asignado como destino oficial ese mismo puesto. "Carlos no tenía miedo al terrorismo. Quería ir destinado al País Vasco, pero después de varios meses en Mallorca le gustó ese destino", dijo su primo Guzmán Ortega (El País, 31/07/2009). Sus restos mortales fueron trasladados a Burgos y cientos de burgaleses asistieron a su funeral, que terminó con un prolongado aplauso de los asistentes. El Ayuntamiento de Burgos acordó poner su nombre a una calle de la ciudad y nombrarle hijo predilecto.
Ambos guardias civiles iban de paisano, trabajaban en labores de mantenimiento y estaban de servicio en el momento de la explosión. El vehículo de la Guardia Civil, que quedó reventado, estaba aparcado desde las diez de la mañana en un lugar cercano al cuartel. Carlos y Diego habían circulado en su coche durante la mañana, a las diez pararon en el cuartel y, al reemprender el camino, a las dos menos diez, explosionó el artefacto. En un primer momento se especuló con la posibilidad de que en el intervalo de la parada fuese colocada la bomba, preparada para que explotara cuando el vehículo se moviese. Sin embargo, investigaciones posteriores han llevado a la Policía a plantearse la posibilidad de que hubiese sido colocada con bastante tiempo de antelación.
La dependienta de una farmacia cercana relató que la explosión había sido bestial, haciendo eco en la playa. La detonación se pudo escuchar a varios kilómetros de distancia de Palmanova, una zona turística de Calviá. El director del Hotel Cas Saboner, situado a unos cien metros del cuartel de la Guardia Civil, no olvidará lo que vio en el lugar del atentado: un cuerpo en el exterior del vehículo, agentes saliendo de las dependencias del cuartel para apagar las llamas con un extintor... Tras el atentado, cientos de personas permanecieron recluidas por el cordón policial en hoteles y viviendas.
Horas más tarde, artificieros de la Guardia Civil localizaron una segunda bomba-lapa adherida a un todoterreno de la Benemérita a medio kilómetro de donde acababan de ser asesinados Carlos y Diego. Estaba colocada en un vehículo del Instituto Armado aparcado junto al cuartel viejo de Palmanova. Ante la dificultad a la hora de desactivarla, se optó por hacerla explotar. Afortunadamente, el vehículo estaba averiado y no había sido utilizado en todo el día.
Era el segundo atentado de la banda en menos de 48 horas. El día antes, de madrugada, la banda asesina hizo explotar una furgoneta-bomba con casi 300 kilos de amonitol frente a la casa-cuartel de Burgos. Cuando explotó, dormían en su interior ciento diecisiete personas, entre ellas cuarenta y un menores. Milagrosamente no hubo víctimas mortales, pero sí sesenta y cuatro heridos, aunque ninguno de ellos de gravedad. Sí consiguieron asesinar en Palma de Mallorca, un día antes de que se cumpliesen los 50 años del nacimiento de la banda asesina, cuando la banda terrorista remitió una carta al presidente del Gobierno vasco en el exilio, José Antonio Aguirre.
El lehendakari, Patxi López, escribió en su blog una advertencia clara para los terroristas: "Que se preparen ahora para el más frío invierno de sus vidas". La izquierda proetarra reiteró su discurso habitual cuando ETA asesina: "La derrota militar de ETA sencillamente no es posible y así se ha demostrado a lo largo de los 50 años de su existencia (...) el conflicto político no puede ser reducido a un problema antiterrorista".
Por otra parte, el Ministerio de Exteriores británico colgó en su página web una nueva advertencia a sus ciudadanos con respecto a España en la que avisaba del "alto riesgo de terrorismo en España" debido a los dos últimos atentados de ETA perpetrados en Burgos y Mallorca, y advertía de que "los ataques pueden ser indiscriminados, incluso en lugares frecuentados por visitantes extranjeros". Diez días después del asesinato de los dos agentes de la Guardia Civil, la banda terrorista volvió a sembrar el pánico y el caos en Mallorca haciendo explotar cuatro artefactos de escasa potencia en establecimientos comerciales y hosteleros de Palma.
Dos años después del asesinato de Carlos y Diego, sigue sin saberse quiénes fueron los autores materiales del atentado. Sí se sabe quién lo planeó: Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, alias Ata, uno de los terroristas más sanguinarios de la historia reciente de ETA. Él se encargó personalmente, desde Francia, de planearlo y de diseñar la operación, además de entrenar en los montes franceses al grupo que lo ejecutó. Todo ello, según fuentes de inteligencia, a espaldas de la cúpula militar de ETA que, desde la ruptura de la tregua en 2007, estaba sumida en una guerra entre los más radicales, capitaneados por Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, y el propio Ata, y los partidarios de un final negociado de la actividad de la banda, con Javier López Peña, alias Thierry, a la cabeza. Ni siquiera la detención de Ata en mayo de 2010 consiguió despejar las incógnitas sobre quiénes fueron los autores materiales del asesinato de los dos guardias civiles. Sí se sabe que los ejecutores del atentado disponían de detonadores que podían colocarse con más de un año de antelación, por lo que la Policía baraja la hipótesis de que los terroristas abandonaron la isla antes de matar a Carlos y Diego y antes de que explotasen, diez días más tarde, las bombas en restaurantes y puntos turísticos de Palma. Además, se sabe que esos detonadores de orden anticipada se pueden utilizar también con bombas lapa (Diario de Mallorca, 27/04/2011).
Con Carlos y Diego suman tres el número total de víctimas mortales que la actividad criminal de ETA dejó en el año 2009, tras el asesinato el 19 de junio en Arrigorriaga (Vizcaya) del policía nacional Eduardo Puelles Garcia.
El 5 de diciembre de 2009 Diego Salvà y Carlos Sáenz de Tejada fueron homenajeados por el Ayuntamiento de la ciudad en la que fueron asesinados. El alcalde Carlos Delgado entregó a los padres la Medalla de Oro de Calviá, donde dos calles llevan el nombre de ambos guardias civiles. Montserrat Lezáun y Esther María García, madres de los agentes asesinados, descubrieron las placas de las calles con los nombres de sus hijos.